Super Mario RPG

Lo que tal vez nadie había esperado, en pleno año 1996, era que llegásemos a ver un videojuego de rol basado en el universo de Mario. El fontanero que había dado un salto de popularidad en NES con aquel mítico Super Mario Bros, había aparecido, poco a poco, en todo tipo de juegos, pero jamás había dado el paso a un género tan lejano (en principio) de aquel en el que nació. Sería la mítica Squaresoft la encargada de trabajar para Nintendo y crear un título que sorprendería a propios y extraños por su calidad, su simpatía y su buen apartado técnico. La entrada de Mario al RPG era por todo lo alto y daría lugar a varios juegos similares a cada cual más divertido. Super Mario RPG: The Legend of the Seven Stars siempre ha sido aclamado, por los jugadores, como uno de los mejores juegos de Super Nintendo. No me extraña, porque yo, que en su momento ni siquiera había oído hablar del título, me he encontrado, a día de hoy, un viaje divertidísimo.

Cabe aclarar que este fue el último juego en el que Square y Nintendo trabajaron juntos, pues después, cuando vino la Nintendo 64, ambas compañías tuvieron diferencias de opiniones y Square acabó marchándose con Sony (para crear aquel magno Final Fantasy VII). Lo que nos hubiese esperado en el caso de que Square hubiese seguido con Nintendo jamás lo sabremos, pero lo que sí sabemos es el legado que nos quedó. Este Super Mario RPG forma parte de esa historia conjunta que ambas compañías construyeron juntas y es un juego del que, como digo, ni tan siquiera escuché en la época. Mi primer contacto absoluto con él ha sido ahora, 20 años después.

Me hace gracia cuando a veces nos achacan a muchos jugadores el hecho de que “la nostalgia nos ciega a la hora de valorar juegos antiguos”. Se nos dice que los encumbramos, que los mitificamos, todo ello por el dulzor de los recuerdos y el imbatible poder de la nostalgia. Y yo pregunto… ¿qué nostalgia voy a tener yo de este Super Mario RPG si ni tan siquiera sabía de él hasta hace bien poquito? ¿Qué recuerdos atesoro yo con él y qué cariño me ciega a mí? No, amigos, este es un título que he jugado por primera vez ahora y lo he encontrado tan magnífico, divertido y lleno de calidad real que lo convierte en una de las joyas de SNES, sin duda alguna.

Bowser ha vuelto a raptar a Peach (¡cómo no!) y Mario es el único capaz de salvarla. Nuestro fontanero bigotudo favorito acude al castillo de su enemigo para saltarle encima unas cuantas veces y, tras una impactante confrontación, ocurre algo inesperado: una espada gigante cae del cielo, clavándose en el castillo, destruyendo el Star Road y enviando a Bowser, Peach y Mario desperdigados por el mundo.

La espada pertenece a Smithy, un malvado enemigo que, mira por donde, se ha levantado con ganas de conquistar el mundo. Será Mario quien deberá recorrer el mundo para conseguir las siete estrellas que formaban el camino de la estrella, volver al castillo y enseñarle a ese Smithy lo que vale un champiñón. Como veis, la historia es de lo más simple, quizás es el punto que más flojito quedaría en este juego, el hecho de que no haya una trama enrevesada ni con giros de ningún tipo. Es la típica historia del héroe que debe derrotar al malvado y salvar al mundo, ya está. Claro que, por otra parte, era difícil no caer en estos terrenos en un juego de la saga Mario, quizás probar otra cosa hubiese sido salirse del camino de la saga. Y si este juego tiene algo admirable es que respeta el espíritu de los juegos de Mario de toda la vida en toda su esencia.

Pero aunque la trama no sea gran cosa, lo que sí merece mucho la pena es la manera de contarla. El guión es divertidísimo, todo está contado con un toque muy simpático, con mucho humor en los diálogos y las situaciones. La interacción de Mario con el mundo que le rodea da lugar a muchos momentos divertidos y hay multitud de personajes a cada cual más singular en el recorrido de nuestro periplo. Pese a que muchos personajes serán enemigos o secundarios con los que podemos interactuar de manera limitada, hay cuatro personajes que pueden unírsenos en nuestra aventura.

Uno de ellos es Mallow, una especie de ¿nube? rara (que alguien me cuente si sabe qué narices es este bicho XD). Es muy mono, eso sí, y guarda alguna sorpresa argumental, además de ser una de las primeras compañías que tendremos. También tendremos a Geno, un muñeco que cobrará vida y se unirá en nuestra búsqueda de las 7 estrellas. También Bowser (obligadamente, debido a la llegada del nuevo villano) o Peach se unirán a nuestra aventura. Pese a que hay cinco personajes jugables, solo podremos controlar a tres al mismo tiempo en los combates.

En el estilo más clásico del rol, podremos ponerles ropas que mejoren la defensa, comprarles mejores armas y cada uno tendrá sus ataques especiales únicos y magias que serán esenciales en la aventura. La diferencia con respecto a otros JRPG’s es el hecho de que los combates, pese a resolverse por turnos, como en los títulos clásicos del género, no ocurren hasta que no entramos en contacto con el enemigos. Es decir, vamos moviendo a Mario por los escenarios y los enemigos están pululando por ahí. Si los esquivamos (Mario puede saltar incluso mientras caminamos por los lugares, y eso es muy útil para no tocar criaturas) no entraremos en combate. Por el contrario, si chocamos o tocamos alguna criatura, será mejor que nos ajustemos la gorra, nos atusemos el bigote y nos enguantemos bien las manos para liarnos de guantazo limpio.

Es un sistema que, en cierta manera, recuerda mucho a aquel Chrono Trigger (otro JRPG de Square para SNES), que también permitía algo similar. Los combates una vez comenzamos, transcurren de forma clásica, por turnos. Podemos lanzar ataques, usar ítems, lanzar ataques mágicos y demás parafernalia típica del género. Algunas magias de nuestros personajes están muy ligadas al mundo Mario. Para que nos hagamos una idea, Mario, por ejemplo, pude saltar sobre sus enemigos o lanzarles bolas de fuego. Bowser puede, entre otras cosas, mandar fantasmas que envenenan al enemigo. Peach puede lanzar un beso que cura a todo el grupo. Multitud de ataques mágicos se irán aprendiendo conforme vayamos subiendo de nivel y haciéndonos más fuertes.

Hay mogollón de minijuegos, secuencias originales (que se apartan de la monotonía de juego) e incluso momentos plataformeros (algo difíciles de controlar, la verdad sea dicha, debido a la perspectiva del juego y el control). Tal vez, esos momentos de plataformas, sean uno del os puntos más difíciles del juego, aunque no son nada grave, con un poco de paciencia se solventan sin problema.

En el más puro estilo del rol japonés, no faltarán las mega-batallas con jefes finales, quienes nos lo pondrán realmente difícil y harán que Mario y su tropa tengan que tomar más de un champiñón para superar las dificultades.

Hay multitud de lugares que podemos visitar en nuestro viaje: El Reino Champiñón, las tuberías, la montaña de los topos (con minas incluídas), un barco hundido, la ciudad de las nubes y un largo etc que es casi inacabable. La variedad de lugares es de agradecer y el juego siempre ofrece entornos alegres y coloridos, en la línea de la saga, visitando sitios, como por ejemplo, la isla de Yoshi.

Porque, hablando de cómo se ha mantenido el espíritu de la saga, hay que decir que se ha hecho un gran esfuerzo por trasladar el universo Mario al juego. En Super Mario RPG veremos muchísimos elementos clásicos del fontanero: estrellas, tortugas, champiñones, setas, personajes conocidos, lugares, sonidos, monedas, cofres con una interrogación (que recuerdan a los míticos ladrillos que hay que golpear en los juegos clásicos de Mario) y una larga ristra de guiños y elementos que mantienen al juego dentro de la saga de la que parte.

Sumemos un montón de guiños ocultos a juegos de Square o Nintendo y la simpatía de los personajes y situaciones, y obtendremos uno de esos títulos que siempre lograrán ponernos una sonrisa en los labios. El juego, por cierto (y es una pena), nunca fue traducido a nuestro idioma, con lo cual está en total inglés (al menos no lo tenemos en japonés, que sería más difícil de entender XD).

El apartado gráfico, por cierto, es maravilloso. Se nota que es uno de los títulos finales de SuperNintendo. Usando una técnica similar a la de Donkey Kong Country, Square consigue trasladar modelos y entornos 3D a imágenes 2D, logrando un resultado muy llamativo y de una calidad increíble para una SNES. Sumemos el uso del color, los efectos y las animaciones (las caras y gestos de Mario son un auténtico cachondeo XD), y obtendremos un apartado redondo. Es que es solamente enchufar el juego y, al ver la introducción con Peach, uno se queda alucinando de la calidad que contiene todo.

Yoko Shimomura se encargó de dar color a la banda sonora, la cual, además de deleitarnos con reinterpretaciones de temas conocidos, añade otros nuevos, siempre con un toque alegre y de calidad que es maravilloso. Esta banda sonora se llegó a vender en CD en tierras japonesas, y es que, ciertamente, es preciosa.

Un juego que, tal vez no innova demasiado, y que mantiene una historia simple, pero que tiene muchísimos méritos. Su música es asombrosa, el apartado gráfico se sale por todos sitios, el guión y las situaciones son divertidas, los combates no son ni la mitad de tediosos que en otros JRPG’s (el sistema de subir niveles es magnífico, pues incluso los personajes que no están combatiendo suben de nivel junto a los otros) y la simpatía que se desprende invitan siempre a continuar hasta el final. Pero, tal vez, el mayor logro del juego sea el haber trasladado con éxito todo el universo Mario a un género que, en principio, parecía impensable para una saga como esta. Una de las joyitas de SuperNintendo, lo dicho, me ha gustado mucho y es una unión perfecta de la jugabilidad de Square y el espíritu de Nintendo. Uno de los juegos más resultones de la SNES.

NightWalker